La ingeniería es una de las profesiones que trabaja por el bienestar de la sociedad para garantizar un entorno ideal en el que las comunidades puedan satisfacer sus necesidades más apremiantes.

Cuando se habla de movilidad, alimentación, agroindustria, medio ambiente, energías renovables, telecomunicaciones, agua potable, tecnología, ciberseguridad, infraestructura, entre otros, se muestra como la ingeniería está presente.

Esta profesión ha tenido que adaptarse a los nuevos contextos tales como la globalización, la innovación y las tecnologías que avanzan a un ritmo nunca antes visto. Esto sumado a que Colombia por su diversidad de regiones requiere la contribución de la ingeniería que para el desarrollo es fundamental.

La ingeniería del futuro

Los profesionales de la ingeniería tienen grandes oportunidades para responder a las necesidades de las comunidades y estar a la vanguardia en los diferentes sectores que lideran para ofrecer soluciones a la medida a lo largo y ancho del país. Es importante destacar que la ingeniería, según el Observatorio Laboral de la Educación, tiene una tasa de empleabilidad del 85%.

Esta disciplina enfrenta una época de ajustes y por supuesto de desafíos, algunos para actuar de inmediato, como lo es el cambio climático, que muestra a nivel mundial los desastres que ocasiona y en los cuales se requiere de la capacidad de los ingenieros, de la ciencia y la tecnología para mitigar sus efectos.

De igual manera, la ingeniería es el camino para llevar a cabo los procesos de cambio que necesita el mundo actual en el que la bioingeniería, la biotecnología, las ciudades inteligentes, la robótica, la ingeniería de datos, la inteligencia artificial, la ingeniería ambiental y las energías renovables están a la delantera y se acrecentaron después de la pandemia.

Es en este panorama, en donde la academia juega un rol trascendental en la formación de los futuros profesionales que se requieren. Adaptar los currículos a las nuevas necesidades educativas, revisar los métodos de enseñanza- aprendizaje y los procesos para minimizar la alta deserción que está afectado, las facultades, programas y escuelas de ingeniería son toda una apuesta.

Así las cosas, el ideal anhelado es que los procesos formativos de los ingenieros e ingenieras del siglo XXI acierten para el bienestar general de la humanidad.