La Ingeniería Agroindustrial es la rama que se ocupa de transformar productos agropecuarios, forestales o pesqueros en bienes que satisfacen las necesidades humanas. Estos bienes pueden ser alimenticios o de índole industrial, en donde se utilizan las ciencias básicas para el estudio, producción, conservación, transformación y comercialización de materia primas, así como en reducir los impactos ambientales aplicando la agricultura biodinámica y la gestión eficiente de los recursos naturales (agua, suelo, aire) en las cadenas alimentarias y no alimentarias.
Es una profesión que requiere de personas capacitadas para desempeñarse de manera multidisciplinar en empresas y en centros de investigación y desarrollo.
¿Qué se espera del ingeniero agroindustrial en un horizonte de 10 años?
Para el desarrollo económico, empresarial e industrial del país, dada su vocación agrícola, los ingenieros agroindustriales son de gran importancia, por ello los retos más relevantes se presentan a continuación:
- Aplicar los conocimientos de las ciencias básicas para el análisis y entendimiento de las materias primas con el fin de determinar su uso en procesos agroindustriales:
Para lograrlo se deben planificar sistemas de producción agropecuarios, formular y simular procesos agroindustriales, realizar análisis y planificación con soporte estadístico, usar la inteligencia artificial como un asistente y realizar procesos de zonificación agroecológica con base en el uso de mapificación y tecnologías de drones.
- Proponer alternativas de producción y transformación de productos alimentarios y no alimentarios y el aprovechamiento de subproductos generando valor agregado.
- Analizar el comportamiento de la materia prima sometida a fenómenos físicos y químicos en su proceso de transformación:
Se deben aplicar conocimientos de biotecnología, biorrefinería y bioingeniería que permitan desarrollar alternativas sustentables de las cadenas productivas, generando procesos de valor.
- Diseñar equipos e instalaciones para la producción agroindustrial, buscando la optimización y la mejor asignación de los recursos:
Para su consecución se debe aplicar modelación y simulación a través de manejo de software, diseñar diagramas de flujo y construir prototipos.
- Planificar negocios agroindustriales para incorporarse en las redes de valor global:
Para ello se requiere análisis financiero de inversiones, poseer conocimientos de trading e inteligencia de negocios, que se convierta en un experto en toma de decisiones y maneje uno o varios idiomas.
- Generar empresas y organizaciones con alto sentido de responsabilidad empresarial que contribuyan al desarrollo sustentable de la región y del país:
Es necesario desarrollar capacidades de inteligencia emocional y fortalecer las habilidades blandas como la empatía, la resiliencia y el mindfulness.
- Desarrollar prácticas agrícolas y de postcosecha sostenible:
Conseguirlo mediante la gestión eficiente del agua, la energía renovable y la reducción de residuos (aplicar modelos de economía circular). Esto debido a las presiones que tiene el sector relacionadas con el cambio climático y la escasez de recursos.
- Alto nivel en el desempeño con comunidades rurales:
Promover la seguridad alimentaria y mejorar los medios de vida agrícolas a través de capacitación, infraestructura adecuada y acceso a tecnologías apropiadas. Con lo anterior se busca fortalecer el desarrollo rural y la seguridad alimentaria del país.
Aprender desde la práctica los beneficios de la profesión
Uno de los mayores desafíos es captar la atención y el interés de los jóvenes para que opten por estudiar Ingeniería Agroindustrial. En este orden de ideas, es imperativo que desde los grados décimo y once se desarrolle con ellos actividades de transformación de alimentos, manejo de residuos o apoyos técnicos desde el aula.
Enseñarles con aplicaciones prácticas, usar didácticas basadas en juegos, hacer uso de nuevas tecnologías para el agro, desarrollar proyectos integradores y formar para el emprendimiento.
Así mismo, involucrarlos en actividades prácticas, como huertas escolares, programas de agricultura urbana o en plantas de alimentos, que les permita aplicar sus conocimientos en un entorno real.
De igual manera, organizar competencias y desafíos relacionados con la ingeniería agroindustrial, en donde ellos puedan descubrir los campos de empleabilidad o creación de empresa.
Trabajar en proyectos de innovación agrícola, postcosecha y transformación de alimentos, generando compromisos éticos de manera temprana.
Fomentar la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas desde la formación básica y media, con el fin de eliminar el tabú que existe sobre estas áreas. Lo anterior aporta el desarrollo de habilidades fundamentales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la alfabetización en tecnología.
Desarrollo de competencias y habilidades
Uno de los ejercicios que generan mayor aceptación y respuesta por parte de los jóvenes es desarrollarles las habilidades y potenciar sus liderazgos, que se sientan capaces de enfrentar retos y obtener logros en la vida real.
Para seducirlos y comprometerlos en la profesión es necesario introducir conceptos básicos de agricultura, tecnología de alimentos y sostenibilidad desde los colegios y escuelas a temprana edad que permita despertar su interés.
Organizarles de manera permanente prácticas en agricultura urbana, competencias de innovación agrícola o proyectos de ciencia relacionados con la agroindustria.
Ofrecerles una visión real de cómo la agricultura y la Ingeniería Agroindustrial desempeñan un papel fundamental en la alimentación del mundo y en la resolución de desafíos globales como el hambre, la seguridad alimentaria y el cambio climático y motivarlos a contribuir con estas áreas.
Por un lado, hay que contarles lo que es la profesión y proporcionar el acceso a monitorias en que les ayude a comprender mejor las perspectivas de la carrera, los desafíos y las oportunidades, buscando en ellos la inspiración para sus propios objetivos profesionales.
Desde la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería (ACOFI), agradecemos de manera especial a la ingeniera Ximena Cifuentes Wchima decana de la Facultad de Ingenierías de la Universidad la Gran Colombia, a sus profesores Luis Miguel Mejía y Lina Ríos por su amable colaboración para escribir esta nota.